domingo, 8 de marzo de 2009

Late Bloomers


Es la historia de dos mujeres normales de mediana edad, que viven en la América profunda, Carly es una mujer casada con dos hijos que trabaja como secretaría de instituto, Dina es soltera y profesora de Matemáticas que entrena al equipo de chicas de baloncesto... juegos uno contra uno, harán crecer su amistad física y emocionalmente, hasta que un juego acalorado, terminará en un beso espontáneo.

But I’m a cheerleader


Megan Bloomfield es porrista en su colegio, tiene amigas porristas y es novia del capitán del equipo de fútbol. Es vegetariana, escucha a Melissa Etheridge, no le gustan los besos de su novio y abraza cuando puede a sus amigas.
Un día sus amigas, su novio y sus padres le tienden una trampa para enviarla a un campamento para que retome el “buen camino” y deje de ser lesbiana.
Una vez en el campamento, Megan tiene que pasar varias pruebas, incluyendo la primera que es darse cuenta de su homosexualidad.

Tan derrepente


La vida le llega de repente a Marcia,
una gorda bella, solitaria y soñadora, quien ve interrumpidas sus horas de soledad en su departamento y de aburrimiento en una lencería con su tropiezo fortuito con Mao y Lenin, dos chicas punk, duras y desprejuiciadas, que le manifiestan su amor. Este es el desencadenante de la acción que las empujará hacia delante, unidas por un vínculo tan bizarro como inexplicable. Una estupenda fotografía en blanco y negro de grano grueso responde a los fines de retratar la soledad y la incomunicación, y acentúa los contrastes que propone el film. Lerman había realizado un corto sobre un relato de César Aira, La prueba, y la primera mitad de este largometraje es una reelaboración de aquel corto, con el viaje de las chicas a conocer el mar como una prueba de amor. Hasta allí el film resulta innovador, sumamente sugestivo, de un humor áspero, una ironía seca, llevado adelante por tres actrices muy talentosas (Tatiana Saphir, Carla Crespi y Verónica Hassan), quienes tensan la cuerda de esa actitud aparentemente prescindente, ajena y ausente que exhiben los jóvenes. Es muy interesante el trabajo que el film lleva a cabo con el lenguaje: también en Sábado se exploraban los nuevos códigos de lengua que está imponiendo la juventud, que aquí se expresa con una economía expresiva, una articulación neutra que llega al despojamiento de todo sentimentalismo, y hasta de entusiasmo.